Japón en la Lente de Mara Moldoveanu
Una gran compañera de viaje y un alma sensible. Mara capturó momentos y lugares de Japón de una forma increíble. Aquí algunas fotos de ella que he publicado en Instagram. Iré agregando más en otras publicaciones según las vaya publicado en la red social.
Una cosa muy interesante de Japón es que unos cuantos edificios emblemáticos se han quemado en alguna parte de su historia. Muchas veces lo que vemos son réplicas o versiones nuevas con adiciones, incluso 3a reconstrucción o superior. Pudo haber ocurrido hace pocos cientos de años o incluso en el siglo presente. Esto no disminuye para nada su valor cultural o histórico, pero no deja de ser curioso que la situación se repite en distintas localidades.
En la foto de arriba, el Templo del Pabellón Dorado (Kinkaku-ji). Esta versión data de 1955, cuando fue reconstruido como consecuencia de un incendio provocado en 1950 por un monje novicio, que aparentemente sufría enfermedades mentales. La construcción original era de 1397.
Al llegar a Japón lo último que esperaba era encontrarme que una de las tiendas más famosas de descuento se llama Don Quijote, también conocida por su diminutivo Donki. Está en más de 160 locaciones y se puede comprar desde caramelos hasta electrónicos, pasando por ropa y todo tipo de comida. Esta es la de Asakusa, mi distrito favorito de los que he podido conocer en Tokyo.
Las pagodas japonesas vienen de las pagodas chinas, que a su vez están relacionadas con las estupas indias. Su uso original es como relicarios y normalmente forman parte de los templos budistas japoneses. Las pagodas de madera son normalmente edificaciones grandes de dos niveles o de números impares si son más grandes. La de la foto es de cinco, que son bastante comunes en templos emblemáticos. Fue construida en 1426, es Tesoro Nacional de Japón y es parte del templo Kofukuji en Nara.
Cuando veo un país como Japón que se ha levantado para ser lo que es hoy en día después de haber vivido los horrores de la guerra, siento la esperanza de un mejor mañana. Pero eso no pasará hasta que no entendamos que somos uno, hasta que no entendamos la necesidad de la unión por encima de las fronteras y las creencias.
En momentos como este en los que mi país, Venezuela, atraviesa una espantosa situación económica y política, no queda más que respirar profundo y saber que sí se puede, que si algunos países se han superado todos pueden, pero eso no se logra sin trabajo y sin empatía hacia el otro.
En las dos fotos de arriba el Salón de Exhibición Comercial de la prefectura de Hiroshima ( Hiroshima Prefectural Commercial Exhibition Hall), conservado en la forma en que quedó después de que la bomba nuclear “little boy” (“niño pequeño”) explotara en 1945 justo 600 metros por encima de la edificación.
27.268 kilómetros de vías de tren recorren Japón, operados por más de 100 compañías, contando 46 de las 50 estaciones de tren más concurridas del mundo.
Para mí viajar en tren tiene una sensación casi romántica. Entre las muchas cosas que me gustan de Japón, seguro esta está entre mis favoritas.
Hay variedad de vías y de modelos de trenes, es parte de la cultura del país, dada su geografía es la forma más popular de viaje. Una vez llegué a recorrer dos mil kilómetros en apenas dos semanas y no sido la única vez que he pasado horas en las vías por allá.
Tuvimos la suerte de ver lo que parece ser parte de una boda japonesa tradicional, pues si no me equivoco, por la obviedad de que estábamos al lado del santuario sintoísta de Itsukushima y por lo que pude investigar en Internet, esta vestimenta es la típica de una boda de esa religión.
El santuario de Itsukushima y su puerta torii “flotante”, localizados en la isla homónima. Esta es otra de las locaciones más emblemáticas de Japón. En cosa de horas la marea puede subir y bajar al punto de retirarse completamente y permitir caminar hasta la estructura. Como puedes ver, por el ciervo que camina por ahí, el agua no es muy profunda.
Cómo dato curioso, el lugar es tan sagrado que desde 1878 no se han permitido nacimientos ni muertes cerca de él. Las mujeres próximas a dar a luz, así como los enfermos terminales y las personas mayores cercanas a su muerte deben trasladarse a tierra firme.
En los alrededores de los santuarios sintoístas del Japón normalmente se encuentran pilas de barriles de sake, pues tomarlo en estos lugares sagrados acerca a los humanos hacia los dioses. La decoración de esos contenedores es llamada kazaridaru en japonés.
Una de mis favoritas. Las “puertas” japonesas conocidas como Torii marcan el paso al mundo sagrado. Generalmente se encuentran en la entrada de los templos sintoístas. El origen de este tipo de estructura es desconocido -aunque hay varias teorías- y el registro escrito más antiguo que se conoce en Japón data del año 922. Son un símbolo mundialmente reconocido y utilizado con frecuencia para reflejar lo exótico de la cultura japonesa.
Originalmente publicado en https://en.asiestalavaina.com. Esta historia se ha movido para acá permanentemente.